Parajódicamente, mi héroe durante el debate en TVE de éste jueves fue el representante de ERC, Roger Torrent. Dijo verdades como puños.
Bueno, Iceta tampoco estuvo mal cuando le espetó a Jordi Turull: “¿Por que no dices la verdad?. Tú no has ido a la cárcel por el 155 sino por la decisión de un juez”.
Ni Arrimadas cuando afirmó: “habéis engañado a vuestros propios votantes”. Creo que fue el propio Iceta el que recurrió a la hemeroteca (Comín, Ponsatí, Tardà) para recordar que no había nada preparado para la independencia.
Pero Torrent, conocido por no mover un músculo facial durante sus ruedas de prensa en el Parlament, fue el que puso el dedo en la llaga. Sobre todo cuando manifestó al final del debate que “o gana el 155 o gana el país”.
A su juicio la victoria del bloque unionista se puede cargar “consensos básicos” como la escuela catalana, los Mossos o TV3. Dejo de lado la idea patrimonial que tienen del país. Como si el resto no fueran suficiente país.
Me recuerda un poco a Marta Ferrusola. Cuando ganó Pasqual Maragall dijo que, al dejar el Palau de la Generalitat, tenía la sensación de que los habían “echado de casa”.
Pero el dirigente de ERC tiene razón: si hay un tripartito unionista puede pasar de todo. Desde luego podrán hacer lo que quieran. Y probablemente lo harán en los primeros cien días, que es cuando hay que hacer lo más duro.
¿Por qué? Pues muy sencillo: si el soberanismo ha planteado un tema tan importante como la independencia con sólo 72 diputados los otros podrán adoptar cualquier medida si alcanzan la mayoría absoluta. De hecho, los que han roto los consensos básicos son ellos.
En efecto, hasta ahora había cierta unanimidad. Como que la Diada era el Onze de Setembre y els Segadors el himno nacional. Creo que hasta lo votó Vidal-Quadras. Ahora, con el proceso, esto se ha acabado.
En caso de ganar -ya saben que tienen la Ley Electoral en contra- podrán cambiar lo que quieran: aligerar la Administración, suprimir la inmersión o adelgazar TV3. Y el soberanismo no podrá ni protestar. Se ha quedado sin argumentos. Ellos han sido los primeros en romper el consenso.
Pero el debate dejó también otros momentos estelares. Turull diciendo que la marcha de empresas es culpa del Gobierno español aunque, en realidad, fueron las grandes empresas las que pidieron acelerar su traslado ante la incertidumbre política. De ahí la reforma del decreto que permite agilizar el cambio de sede social.
Al menos, Turull no recurrió al argumento de Oriol Junqueras de que se habían ido por “los porrazos de la Policía” o de que estamos de suerte porque aún quedan 260.000.
O el propio Torrent diciendo que si ganan derogaran el 155. No es que lo deroguen, es que tiene fecha de caducidad. El Senado aprobó que dejará de entrar en vigor en cuanto haya un nuevo Govern. O es desconocimiento o es mala fe.
Mientras que el candidato de la CUP, Carles Riera, propuso “implementar” la Repúlbica. Señal más que evidente de que, por ahora, és sólo una cosa virtual.
También salió la acusación al Rey sobre que había llamado a la Seat para forzar su traslado. Es una cosa que ya dijo el exdelegado de la Generalitat en Francia, Martí Anglada, que por cierto procede de TV3.
En política, como en periodismo, si haces una afirmación tienes que poder demostrarla. Si no mejor callarte.