A ver si lo entiendo.
El presidente de tu partido te acusa el viernes de haber pagado una comisión a tu hermano de 300.000 euros.
En un día, además, que hubo 700 muertos por covid en Madrid.
Al final no era una comisión sino una “contraprestación por su trabajo”.
Y, en efecto, no me parece excesivo 55.000 euros por “las gestiones realizadas para conseguir el material en China y su traslado a Madrid”.
El precio era de cinco euros -sin duda alto- pero es que los de la competencia oscilaban entre los 5,30 y los 6,50 euros.
Hay que recordar que, en abril del 2020, todo el mundo se peleaba por importar mascarillas. Incluso las comunidades autónomas.
Casado, sin embargo, lo denuncia en la Cope.
Y el día anterior, el secretario general del partido, Teodoro García Egea, en rueda de prensa.
Nunca se había visto una crisis así retransmitida en directo y por la radio.
Los cuchillos volaban delante nuestro. Cosa de la que, como periodista, me alegro.
Menudo acto de transparencia.
¿Pero ahora quieren dar carpetazo al asunto? ¿Apenas transcurridas 24 horas?
De entrada, -tema nada baladí- que poca credibilidad sobre el funcionamiento interno del PP si el comité de garantías o como se llame el órgano en cuestión abre un expediente y el presidente lo cierra.
Más bien creo que Casado & Egea han metido la pata hasta el fondo y ahora quieren reconducir la situación.
No cuela.
Deberían irse.
Supongo que Casado intentará utilizar a su segundo como cortafuegos.
Incluso es posible que ofrezca su cabeza a los barones.
Pasa en las mejores parejas políticas.
Es el primer recurso en estos casos.
Tampoco cuela.
Yo creo que deberían irse los dos.
Y los militantes del PP celebrar otro congreso extraordinario antes de que sea demasiado tarde.
Para que Ayuso se la cabeza de lista en las próximas elecciones.
Si darle también el liderazgo del partido es excesivo a su edad -al fin y al cabo sólo tiene 43 años- que coloquen Nuñez Feijoo de presidente.
No vayamos a tener otro Pedro Sánchez -éste con 49- pero esta vez en el PP.
Aunque personalmente, lo he dicho ya en algún vídeo, no soy partidario de bicefalias. Sólo han funcionado en el PNV.
Tampoco quiero dar a entender que soy un ayusista irredento.
Me parece todavía una incógnita política.
Pero hay que reconocer que Madrid va como un tiro, que la gestión del covid fue mejor que en otros lares y que ganó holgadamente las últimas elecciones. Nadie puede discurtirle su gancho electoral.
Como me dijo un día Manuel Trallero en uno de sus programas: “no sé si es buena o mala, pero cuanto antes lo sepamos mejor”.
Y que conste que, en su último programa, vio similitudes entre el pago de contrasprestaciones al hermano y el pago de comisiones a los hijos de Pujol.
Pero no mover ficha ahora en el PP es regalar La Moncloa a Sánchez por varios lustros.
Condenar al partido a una larga y estéril oposición e incluso al sorpasso de Vox.
Ayuso es la única que puede ampliar la base electoral -hasta yo la votaría en unas generales- y contenerlos por la derecha.
Ustedes verán, militantes y dirigentes del PP.
Siempre he dicho que los países, para avanzar, necesitan partidos sólidos y honestos a un lado y otro del mapa político.
Aunque no está el Partido Popular para tirar cohetes en la materia tras el caso Gürtel y otros.
Por eso espero que Isabel Díaz Ayuso esté limpia e impoluta.
Si no, apaga y vámonos. Y no sólo el PP, la confianza en la política en general. Muy maltrecha está ya.
Las sufridas clases medias de este país necesitamos creer en alguien.
Creer que alguien puede sacarnos del atolladero.
Y que es posible otra política desde La Moncloa. Demasiado escorada, a mí gusto, hacia a la izquierda o a la galería por su pacto con Podemos.
Los gobiernos de izquierda se refugian en las políticas sociales cuando las cosas van mal dadas.
Generalmente para satisfacer sólo a su electorado y sacar pecho.
Isabel, necesitamos creer en alguien. Tú puedes.
Pero tampoco nos defraudes.
Ahora o nunca.