Arnaldo Otegi anunció la semana pasada el apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado.
Al día siguiente un dirigente de la formación, Arkaitz Rodríguez, afirmó que iban "a Madrid a tumbar definitivamente el régimen”.
Supongo que para justificar la decisión.
Ya ven: Bildu haciendo de PNV.
¿A qué van? A cobrar, claro.
No son sólo las nóminas. También los cargos, los asesores, las subvenciones. Un pastón.
Me parece más lógico lo que hacía Herri Batasuna: al menos no iban. No se integraban en el sistema.
Los de la CUP hicieron lo mismo.
En las elecciones de noviembre del 2019 hasta recuperaron a Albert Botran, el líder de Poble Lliure, una de las corrientes de la CUP.
En las de abril, aquellas que hubo que repetir, formó una coalición junto Albano Dante-Fachín y Roger Español, el que perdió un ojo el 1-O.
En el fondo era una escisión.
Obtuvieron unos 113.000 votos. Pero no salieron.
En Madrid, todo hay que decirlo, se vive muy bien.
Lo digo por experiencia. Yo residí un par de años a finales de los 80. Cerca del Santiago Bernabéu. Y cuando la quinta del buitre ganaba ligas una tras otra.
Nunca tuve ningún problema. Al contrario.
Eso sí, algún amigo me llamaba "catalino" y pensaba que todos los catalanes nos llamábamos Jordi.
Jordi Pujol estaba en su apogeo. Debía ser por eso.
Rufián ha hecho lo mismo.
Dijo que estaría 18 meses. Ni un día más. Y ahí sigue. Pegado el escaño.
Ha cambiado de pareja y hasta de domicilio.
No compares Santako con Madrid. Dicho con todo el respeto por los ciudadanos de Santa Coloma.
Es uno de los errores clásicos del independentismo.
Pensar que la independencia sería coser y cantar. Pan comido.
A los de ETA les pasó lo mismo.
Estuvieron 40 años pegando tiros. ¿Total para qué?
No consiguieron nada. Sólo dolor y sangre.
Ahora andán pidiendo que, por favor, a ver si los acercan a Euskadi.
Hasta Otegi, tras cumplir le pena de prisión, dijo en su primer acto público en el 2016 que sería el candidato a lehendakari que “el Estado no quiere”.
E incluso aseguró que “lo voy a ser”.
No le dejaron, claro.
Uno de los errores del independentismo -vasco y catalán- ha sido subestimar al Estado.
Pensar que era de cartón piedra.
Así nos ha ido.