El otro día, en los pasillos del Parlament, le pregunté a un conseller:
- ¿Esto durará?
- No. Lo que nadie sabe es cuánto durará.
Nadie da un duro por el Govern.
Incluso aunque el PSC acabé finalmente votando los Presupuestos.
Es oxígeno para un año.
De momento, los socialistas han conseguido que ERC se baje los pantalones en el Cuarto Cinturón.
Los mismos que estaban ahora a favor de un “tren orbital” -lo que no decían es cómo se pagaba- y que decían que la B-40 era un “proyecto caducado”.
Es más difícil gobernar que hacer oposicion.
O, mejor dicho: que difícil es hacer una oposición responsable.
El consejero de Territorio, Juli Fernández, que era un de los paladines debería dar la cara en la próxima rueda de prensa de Govern. Que no se esconda.
Pero, dicho esto, no deja de ser paradójico que ni el Govern ni el principal partido de la oposición quiera elecciones.
Aunque, en la Catalunya actual, las elecciones no son la solución.
Hasta que no haya verdadera alternancia -digo verdadera, no el PSC- estaremos condenados al fracaso.
Esquerra porque es mejor mandar que estar la opsición.
¡400 altos cargos a la calle de golpe!
El PSC porque Pedro Sánchez necesita todavía ERC en Madrid.
Las negociaciones llevan cinco semanas. Puro tacticismo. Unos y otros.
Pero todo el mundo sabe que, incluso aprobando los Presupuestos, no se puede gobernar con 33 diputados de 135.
Se lo dijo Albert Batet en la sesión de control: “¿Cómo piensa gobernar?”
Por una vez estoy de acuerdo con el presidente del grup parlamentario de Junts.
Aunque los de Puigdemont parecen ahora de la CUP. Nadie diría que los Presupuestos los elaboró Jaume Giró.
En fin, josé Montilla, en el 2010, apuró al máximo.
Podía haber convocado las elecciones en Junio de ese -Julio, Agosto y Septiembre son inhábiles en materia electoral-
Al final fueron el 28 de noviembre.
Como salíamos -es un decir- de la crisis del 2008 pensó que el repunte de la economía podía favorecerle.
El resultado es conocido: los socialistas catalanes perdieron nueve diputados de golpe. De 37 a 28.
Recuerdo que el jefe de campaña, Jaume Collboni -que se estrenaba en el cargo en sustitución de José Zaragoza- me dijo un día, también en el Parlament, que calculaban que en esos seis meses habían perdido media docena de escaños.
En política, no siempre resistir es vencer.
Montilla tuvo que irse a casa. Es lo que le puede pasar a Pere Aragonès si gobernar se convierte en una agonía.
El propio president ha lamentado el "desgaste personal".
Los tienen cogidos por un sitio.