En el Telenotícies mediodía de este miércoles se han vuelto a referir a Vox como “extrema derecha”.
En TV3 llevan varios días escandalizados por el pacto con Vox en Castilla y León.
Pero si la reunión entre entre Mañueco y Tudanca tras las elecciones duró apenas quince minutos ... ¿con quién van a pactar los populares?
El otro día remarcaban también que los de Vox quieren acabar con el Estado de las Autonomías.
Pero luego sacaban unas declaraciones que sólo hablaban de devolver competencias al Estado en materia de Sanidad o Educación.
Sí que apostaban por reformar el famoso título octavo de la Constitución.
Otros también se lo cargaron: declararon la independencia, abolieron la monarquía, proclamaron la república, derogaron la Constitución y el Estatut. Pero éstos eran los nuestros. Los de TV3.
¿Entonces de qué se quejan?
Pedro Sánchez también se escandaliza por los pactos del PP con Vox, pero él ha pactado con Bildu y ERC, dos partidos que en el fondo también quieren cargarse el Estado de las Autonomías.
Además, Vox ha ido subiendo -Andalucía, Madrid, Castilla y León- y quiere lo que quieren todos los partidos: llegar al poder.
Por eso los llamamientos del propio Pedro Sánchez a no pactar con Vox son un trampa: el PP difícilmente puede llegar La Moncloa sin Vox.
El PSOE tampoco pudo sin Podemos, en el otro extremo ideológico. Si Vox es extrema derecha, Podemos deber ser extrema izquierda, ¿no?
Y aunque el presidente del Gobierno diga lo contrario tampoco es la primera vez en Europa que partidos equivalentes a Vox han llegado al poder.
Basta recordar que Matteo Salvini llegó a ministro del Interior en Italia. O que en Austria el FPÖ también estuvo en el gobierno.
Incluso en la civilizada Suiza tienen su peso. En el 2009 prohibieron por referéndum la construcción de minaretes.
En la mayoría de países europeos partidos similares a Vox se han abierto paso.
Incluso en estados con más tradición democrática que el nuestro: Holanda, Noruega, Suecia, Finlancia, Alemania, Gran Bretaña.
Tienen entre un 5% y un 25%.
Basta ver lo que ha pasado en Francia donde se han hundido los dos grandes partidos tradicionales: los gaullistas y los socialistas.
La alcaldesa de París, Anna Hidalgo -apoyada por Ada Colaua, por cierto- no ha llegado ni al 2%.
Y la que ha llegado a segunda vuelta, Marine Le Pen, con opciones serias de llegar a presidenta, basa su programa en la inmigracion.
O mejor dicho en los problemas que puede generar a veces la inmigración y que la izquierda no quiere o no sabe afrontar.
Por eso, quizá el PSOE o Podemos deberían reflexionar sobre esa fuga de votos de las clases medias e incluso populares hacia formaciones de derecha extrema o, como dicen, de “extrema derecha”.
Lo que es seguro es que no lo arreglarán a base de cordones sanitarios aunque ahora les llamen “cordones democráticos”.
También debería reflexionar el PP. Todavía no saben cómo reaccionar al fenómeno Vox.
¿Ignorarlos? ¿Enfrentarse a ellos cómo hizo Pablo Casado en aquella moción de censura? ¿Colaborar sin darles cancha?
Es normal porque, en el fondo, restan votos por la derecha al PP.
Pero si andán con complejos -si Alberto Nuñez Feijoo asume el marco mental de la izquierda- nunca llegará a La Moncloa.
El otro día, con Àngels Barceló, estuvo muy bien. Pero no estoy seguro de que sea capaz de aguntar la presión.
Ahora está dudando de si ir a la toma de posesión del presidente castellano-leonés para evitar la foto con Santiago Abascal.
Con complejos no se hace política. Churchill nunca los tuvo.