Una de mis posverdades preferidas del proceso es la de “això va de democràcia”. "Esto va de democracia", decían.
Hasta colgaron una pancarta gigante en una televisión pública como TV3.
Un día habrá que recordárselo.
Aunque todo el mundo sabía que no iba de democracia: iba de independencia.
Pero así mataban dos pájaros de un tiro.
Por una parte era una manera de maquillar la realidad para no asustar al personal.
Como llamar consulta al referéndum o derecho a decidir al derecho de autodeterminación.
La independencia tenía que ser una “desconexión”. Facilísimo: como sacar un enchufe.
Por otra, todos los que estaban en contra de la independencia no eran demócratas.
¿Y si no eres demócrata, qué eres? Pues un fascista. Es un de las cosas que menos perdono.
Pero, desde entonces, ha habido ocasiones suficientes para demostrar que no sólo no iba de “democracia” sino los tics autoritarios del proceso.
Por ejemplo, Pedro Sánchez convocó elecciones anticipadas en febrero del 2019 porque ERC y Junts no le aprobaron los Presupuestos. Una rabieta infantil.
Una decisión que le honra y, de hecho, no le fue mal a la larga.
Entonces dijo que “llámenme clásico pero sin Presupuestos uno no puede gobernar”.
Tenía razón: son la ley más importante de todo período de sesiones.
Aquí, en cambio, tanto presumir de democracia e incumplen sistemáticamente los plazos.
La Generalitat ya estuvo sin Presupuestos nada menos que … ¡tres años entre el 2017 y el 2020!
Con los presidentes Puigdemont y Torra. El 155 por en medio.
Aragonés, cuando presentó los de este años, dijo que eran la primera vez que se presentaban puntualmente en diez años.
Tenía razón pero ahora ni eso. Tras la ruptura del Govern era evidente que ya no se podría cumplir los plazos previstos por la ley.
El Govern los ha prorrogado este martes. Cuando le he preguntado a la portavoz, Patrícia Plaja, si convocarían elecciones en caso de no poder aprobarlos me ha dicho "no".
"Això va de democràcia".
Porque, además, es más evidente que el Ejecutivo tendrá serias dificultades para aprobarlos.
Sólo han conseguido, de momento, el voto de los ocho diputados de los Comunes. A todas luces insuficientes.
Incluso reunieron los agentes sociales en Palau para presionar al PSC pero es evidente que los agentes sociales no tienen voto en el Parlament.
Y los socialistas, con la que está cayendo en Madrid, han enfriado sus intenciones o ponen el listón muy alto (ampliación del Aeropuerto, Hard Rock, etc).
Los de Junts parece difícil que aprueben los Presupuestos, ni que sea por cabreo, tras dejar el Govern pese a que Pere Aragonès no desaprovecha la ocasión de recordarles que los elaboró el entonces conseller Giró.
El quide de la cuestión es: ¿se puede gobernar con 33 diputados de 135?
Pues parecce difícil pero ya saben que “això a de democràcia”.
En todo caso, por favor, no den nunca más lecciones.