Les pido mil disculpas por el uso de un recurso escatológico, pero no hay para menos. El Consell Audiovisual de Cataluña huele mal. Una y mil veces nos han vendido la moto de que el CAC es un órgano de funcionamiento democrático encargado de velar por la pluralidad de los contenidos audiovisuales que se emiten en Cataluña. Y la realidad nos muestra cada día que eso no es así. No solo no es así sino que, para burla y escarnio del funcionamiento democrático de ese organismo, el presidente del mismo se permite la licencia de actuar como censor y comisario político.
Roger Loppacher – lacayo impenitente de los más abyectos deseos manipuladores del Govern- utiliza su voto de ‘calidad’ como presidente del ente para negar la evidencia, para obviar los desmanes de TV3, para despreciar las críticas al sesgo ideológico y propagandista de algunos programas. De poco sirve que consejeros aplicados en cumplir con su obligación reguladora demuestren que la tele pública facilitó más del 90% de su tiempo de palabra a entidades, grupos y personas del ámbito independentista y tan solo un 8,6% a los que no lo son.
De nada sirve que los consejeros, Carme Figueras y Daniel Sirera, nos demuestren que durante los meses de enero y febrero la cadena ha entrevistado tres veces más a gentes del mundillo independentista que a los que no lo son. Los criterios que en su día justificaron la creación del CAC y la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales han saltado por los aires, son humo.
El cosmos audiovisual catalán desprende el olor fétido que genera el amiguismo partidista, la manipulación política y el servicio a la carta que procuran personajes siniestros como Roger Loppacher y Vicent Sanchís. Los ciudadanos sufrimos las insuficiencias comunicativas de los miembros del Govern -pienso en Budó, Vergés o Torra- con la omnipresencia en pantalla de personajes histriónicos y mal educados.
Sí, ya saben de quienes les hablo, de esos y esas que ejercen de voceros y publicistas del ejecutivo catalán a cambio de un puñado de euros (Fuera de pantalla se dedican a la hagiografía del santoral secesionista). A la BBC catalana la mataron y nadie sabe como ha sido. Lo que queda es una…