Si quieren una prueba fehaciente de que el proceso está acabado basta ver con quien ha pactado Esquerra los Presupuesto.
Porque no lo ha hecho con sus aliados naturales de la CUP -al menos en teoría- ni con sus exsocios de gobierno (Junts).
Hasta hace cuatro días los socialistas catalanes eran todavía considerados los ”carceleros” de los presos independentistas.
Pero que no se queje Albert Batet -la frase es suya: ellos también pactaron con el PSC en la Diputación de Barcelona.
Es lo que tiene el poder: los cargos oficales, los asesores y colocar a la mujer de Puigdemont a 6.000 euros al mes para un programa en inglés que no ve apenas nadie.
Eso es el poder.
Pero si quieren más pruebas de que el proceso está finito basta recordar la salida de Junts del Govern.
¡Menuda jugada!
¡Han perdido la centralidad política!
Ahora van dando tumbos. Y con un verdadero ataque de cuernos. No pintan nada ni con los Presupuestos.
Moraleja: no dejes el derecho a decidir en manos de los militantes.
¡La mayoría no tiene sueldo público!
Por eso votaron a favor de salir del Govern. Han favorecido el reventismo. El cuanto peor, mejor. Han probado su propia medicina.
Los exconsejeros van ahora en alma en pena.
¿Quién se acuerda ya de Jaume Giró? ¡Antaño el conseguidor de Cataluña!
Mientras que Gemma Geis va a probar en Girona. A ver si hay suerte en las municipales.
Pero de algunos ex ya no nos acordamos ni del nombre.
¿Quieren más pruebas?
Bueno, en la última remodelación entraron consejeros que pueden estar a favor del derecho a decidir pero no de la independencia: el exsocialista Quim Nadal. O la podemita Gemma Ubasart.
Incluso diría que el exconvergente Carles Campuzano por mucho que, lo defendía el otro día Pere Aragonès en el Parlament, pasara por la JNC.
Yo también pasé y aquí me tienen: hasta el moño del proceso. La gran enredada.
Éste no es un gobierno para declarar la independencia. Ni siquiera para colgar una pancarta, que luego ya sabemos como acaba.
No sólo eso sino que se ha articulado una mayoría de gobierno no independentista: ERC, PSC y los Comunes.
Por mucho que marquen distancias mútuamente Pere Aragonès y Salvador Illa los hechos son los hechos.
Esquerra no puede gobernar ni con los que hasta hace poco eran los suyos.
Y el mismo Illa sabe que es la única posibilidad si quiere alcanzar algún día la presidencia de la Generalitat.
Pero no tiene prisa. En vez de provocar elecciones, que es lo que hubiera hecho el principal partido de la oposición, ha apuntalado Pere Aragonès.
No sé si porque quiere esperar a que se queme, porque teme llegar a presidente o simplemente porque tiene órdenes de Moncloa.
Seguramente los tres deseos a la vez.
Pero que Dios nos coja confesados al resto de catalanes si la única alternativa al independentismo es un nuevo tripartito de izquierdas.
¿No hay nada más en el horizonte?
¿Qué se ha hecho del catalán assenyat? Aquel que, durante 23 años, articuló las mayorías de Pujol, incluso absolutas.
Ha desaparecido. El proceso se lo ha llevado todo por delante. También el mapa político e ideológico.
Hay que dar gracias de ello, sin duda, a Convergencia. Incluso a Jordi Pujol que, en su día, bendijo el proceso. Ahora no vale lamentarse.