Catalunya se ha convertido en un metaverso.
Una realida de ficción.
En la rueda de prensa del pasado martes de balance de un año salieron Pere Aragonès y Jordi Puigneró. Ahora salen de par en par.
El lema era “un año transformando Catalunya”.
Fíjense que el objetivo ya no es la República Catalana, es simplemente “tansformar”.
Es como cundo dicen que quieren una “Generalitat republicana, democrática, social, verda y feminista”.
¿Una Generalitat republicana qué es? ¿Una Generalitat hecha a la medida de ERC?
¿Una Generalitat como la de los años 30? En todo caso no una Generalitat independiente.
Por eso proliferaron las palabras huecas y vacías: “sentar los cimientos de esta transformación”, “reforzar el Estado del bienestar”.
Viven de espaldas a la realidad.
Nos llenaron de porcentajes como Pujol nos llenaba en su día de inauguraciones.
Pusieron como ejemplo de “transformación democrática” que pasaremos de 14 a 22 delegaciones en el exterior.
¡Con la que está cayendo!
Con una deuda que supera ya -y que pagaremos todos- los 80.000 millones, las listas de espera, la ley de dependencia o la sanidad cogida con pinzas tras el covid.
En los logros industriales citaron la inversión corena en Mont-roig del Camp -una fábrica de componentes de baterías- pero se olvidaron del cierre de Nissan y de la planta de baterías a Sagunto.
Curiosamente, uno de los capítulos más extensos era el de la “Transformación feminista” con el objetivo de reservar el “40% de Mossos, Bomberos y Agentes Rurales” a mujeres.
Es una suerte que los Mossos no estén desplegados en la valla de Ceuta y Melilla porque cuando saltan aquellos fornidos jóvenes después de haberse jugado el pellejo no sé como lo harían las agentes para detenerlos.
Volveré a decirlo: viven de espaldas a la realidad.
Por eso es urgente decir la verdad en Catalunya
Sin un bueno diagnóstico es imposible salir del agujero. Como cuando vas al médico.
Y la verdad es que el proceso ha sido un desastre.
Que llevamos diez años malbaratando esfuerzos y energías.
¡En plena revolución digital!
Sólo al final volvieron con la cantinela del referéndum y la amnistía y más por Jordi Puigneró que por Pere Aragonès.
Pero saben qué han fracasado.
Y que alguien debería decir la verdad. Mientras no lo hagan no saldremos del atolladero.