A veces parece que Miquel Sàmper, baje del huerto. Y eso que es abogado.
Recuerdo que, nada más llegar al cargo, criticó en un tuit la "violencia extrema" después de aquellas disturbios en Barcelona en plane pandemia. ¿Y la batalla de Urquinaona qué fue consejero?
En una comparecencia este miércoles -tras la visita a la asaltada comisaría de Vic- ha pedido también a los manifestantes “no extralimitarse”. Y ha recordado que la violencia “no tiene cabida”. ¡A buenas horas, mangas verdes!
Lo dice el mismo consejero -de Interior nada menos- que fue nombrado por un presidente de la Generalitat que les dijo a los CDR: “Apreteu, i feu bé d’apretar” en el discurso institucional de conmemoración del primer aniversario del 1-0. No sé qué conmemoramos, la verdad.
O que se fue a Eslovenia en diciembre del 2017 para decir que “los eslovenos lo tuvieron claro. Decidieron determinarse y tirar hacia delante en el camino de la libertad con todas sus consecuencias hasta conseguirlo. Hagamos como ellos. La vía eslovena es nuestra vía”.
El sueño era una guerra corta -como la de junio de 1991- convencido de que con 60 muertos y 300 heridos bastaba para alcanzar la independencia. ¡Qué irresponsable!
¿Qué ha hecho el Govern con la violencia indepe? Nada, mirar hacia otro lado, no condenarla incluso alentarla bajo mano. Todavía es hora de que los partidos indepes condenen las pedradas contra Vox -como si fuera otro partido- en plena campaña electoral.
Pero si hasta salió una exdiputada de la CUP, Mireia Boya, en TV3 animando a hacerlo y la presentadora, Helena García Melero, la de la paella, ni siquiera la interrumpió.
Mientras que la ex consejera Clara Ponsatí empezó su mítin en Perpiñán dando la bienvenida “a los de la Meridiana, a los de las marchas de libertad, a los que ocuparon el aeropuerto y a los de la batalla de Urquinaona”. Yo estaba.
¿Ya no recordamos tampoco los cortes del AVE? La alcaldesa de Gerona, Marta Madrenas, fotografiándose en las mismas vías como si fuera una adolescente.
Y la concejal Eva Palau, ¡la de Seguridad!, llamando a “reforzar” inmediatamente el bloqueo de las vías.
O el corte de la autopista a la altura de la l’Ampolla durante quince horas en diciembre del 2018 sin que los Mossos -entonces dirigidos por Miquel Buch- hicieran no ya una detención sino ni siquiera una sola idenficación.
La ocupación del aeropuerto, una infraestructrua esencial. A aquellos trabjadores de Aena que invadieron la pista años atrás les cayeron seis años.
El bloqueo de la la Jonquera durante tres días -una frontera internacional- con escenario incluido y conciertos de Lluís Llach.
El corte de la autopista a la altura de Salt con quema de neumáticos incluida. Los Mossos, los mismos que ahora son víctimas de la violencia en Vic, mirando también hacia otro lado.
Los cortes en la Meridiana -el otro día también con hogueras- que soportan los vecinos y los comerciantes estoicamente durante más de 300 días.
El miércoles había una crónica reveladora de La Vanguardia. Decía así: “Los Mossos d’Esquadra desplegaron un dispositivo antidisturbios junto con la Guardia Urbana para velar por la seguridad de la protestea que terminó sin incidentes”.
“Para velar por la seguridad de la protesta”. ¡Los que cortan la Meridiana son los que tendrían que despejarla!
Me ahorro los sabotajes en las líneas de Rodalies o en TVE, los últimos durante la misma jornada electoral.
Un día tendremos el primer muerto. O una desgracia ferroviaria. Luego todo serán lamentos. Y sacarse las pulgas de encima.
El problema es que han alentado la violencia incluso desde los medios de comunicación públicos. Pero si cuando salió el Tsunami Democrático -responsables de la mayoría de acciones citadas- en TV3 informaron de una entidad ¡anónima!
Salieron en el TN, en el Planta Baixa, en el Tot és Mou, en el FAQS, en el Està passant. ¡Hasta Carles Solà les dedicó un 30 Minuts!
Y ha habido también un caldo de cultivo. Político e intelectual.
Pero si Laura Borràs, la candidat de JxCat a presidir la Generalitat, iba diciendo que “no considero violencia quemar un contenedor".
E incluso recuerdo un colaborador de Vilaweb, catedrático relevante en una universidad americana, que propugnaba que "el ejemplo era Hong Kong" cuando estaban en pleno auge las protestas en la ex colonia británica. Ya ven cómo han acabado.
Hay una generación de jóvenes que llevan diez años escuchando que la independencia está a la vuelta de la esquina y que España es una dictadura atroz.
Empezaron en la ESO o en el instituto y ahora ya van a la universidad o están sin trabajo. Vamos a ver cómo se canalizará en el futuro tanto taladro.
Al fin y al cabo se considera que la violencia está legimitada las dictaduras. Pero si tuvimos un consejero -¡también de Interior!- que estaba convencido de que pensaba que el Estado español era no como Turquía sino ¡como Corea del Norte!
Pero lo peor de todo no es lo que ha hecho los sucesivos gobiernos independentistas durante la última década. Lo peor es que difícilmente tendrán el coraje de enmendarse o modificar el rumbo de colisión.
Para gobernar son necesarias dos cosas: liderazgo y autoridad moral. El primero está por ver -personalmente no veo a Pere Aragonès con madera de líder pero puedo equivocarme- y la segunda se ha esfumado completamente.
Disfruten de lo votado y, sobre todo, de lo sembrado.