El procés ha entrado en la fase Titanic. El barco empieza a escorarse y la orquesta sigue tocando en cubierta pero empiezan los primeros codazos. El dueño del barco, Joseph Bruce Ismay acaba de colarse en uno de los botes salvavidas.
La exdiputada de la CUP Mireia Boya -alias yeyeboya- declaraba el jueves que lo de la independencia iba en serio, que nada de farol. Hay que agredecerle al menos que diga la verdad.
Porque los de la CUP mucho puño en alto pero en cuanto los llama un juez acuden prestos a declarar. A su paso por la Audiencia Nacional el concejal de Vic Joan Coma contestó no sólo a su abogado sino también al fiscal y al juez.
Luego filtraron el vídeo a TV3 para dejar en ridículo al fiscal en cuestión, que insistía en lo de los huevos. Pero dejó en evidencia tambén a su dirigente, que incluso declaró en castellano.
Y la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, lo mismo. Se hizo la remolona pero en cuanto fue detenida resultó un puro trámite y respondió a todas las partes. El juez hasta le dio un respiro de lo atribulada que estaba.
Con Mireya Boya, ha pasado lo mismo: mucho apelar a la desobediencia pero la CUP acaba de admitir que no somos República y que aceptan la jurisdicción de la justicia española porque si no para que ir al Supremo.
Pero, de paso, se ha cargado toda la estrategia de defensa de los encarcelados, de los que han salido en libertad provisional e incluso los de que todavía están en Bruselas. Que el juicio los pille confesados.
De hecho, los dos últimos en practicar el sano ejercicio de la retirada han sido Carles Viver Pi-Sunyer y Santiago Vidal. El expresidente del CATN sólo le faltaba decir que él simplemente pasaba por ahí. Y el juez que se le inventó todo. Ahora resulta que esto del proceso era una fake news.
Pero antes fue también Carme Forcadell, que aseguró que ella no había proclamado “nada”. Y de rebote la pasó el mochuelo a su predecesor en el cargo, Roger Torrent. Mundó rechazó la vía unilateral, Forn manifestó que se bajaba del tren, Turull acató el “marco constitucional” y Corominas insistió en que todo fue “simbólico”, entre otros. Así todos.
Lo mejor fue cuando Boya llegó a la estación de Sants -donde fue recibida en olor de multitudes- y dijo tras hundirlos que lo que tenían que hacer era coordinar la defensa. La CUP quiere mandar hasta en los juzgados. En fin, los abogados -de Jordi Pina a Alonso-Cuevillas- deberán a partir de ahora sudar la gota gorda. Y me temo que los que están en prisión va para largo.
Sólo una reflexión final visto el resultado: ¿valía la pena proclamar una República de ocho segundos para esto?. A los gobernantes hay que juzgarlos por lo que hacen, no por lo que prometen. Y Tarradellas decía que, en política, se puede hacer todo menos el ridículo. Pues eso.