Uno de los tabús de la inmigración es que no se puede hablar de su impacto en la inseguridad ciudana.
Siempre que Vox saca el tema en el Parlament, Alba Vergés los corta.
Lo hace de manera tan insegura que tiene que recurrir incluso leer el código ético que se han inventado precisamente para no hablar de estos temas.
Como en el pleno de éste miércoles.
¡Y decían que, en el Parlament, se tiene que poder hablar de todo!
Sólo de lo que les interesa a ellos.
Además es un grave error dejar a Vox el monopolio de éste tema.
Les dejan el camino libre.
No se atreven a sacar el asunto ni el PP ni Ciudadanos. Ni mucho menos el PSC.
Tras el atentado de Algeciras, Feijóo dijo que “hay hombres que matan en nombre de una religión” y que “hace muchos siglos que no se ve a un cristiano matar en nombre de sus creencias” y le falto poco para rectificarse a sí mismo.
“El crimen de Algeciras sólo tiene que ver con el fanatismo” tuiteó poco después. ¡Acojonado por él que dirán! Un hombre que pretende llegar a La Moncloa.
Que yo sepa el autor del atentado era magrebí, sin papeles, con orden de expulsión, entró en dos iglesias, mató a un sacristán e hirió a un capellán y a dos feligreses.
Además, lo hizo al grito de “Alá es grande”, vestido con chilaba -aunque no habría que juzgar a la gente por el atuendo- y con un machete de grandes dimensiones en las manos.
La misma técnica, más o menos, que la utilizada con Salman Rushdie, aquel cura francés en Normandía (2016) o un profesor, también galo, por en teoría exceso de celo en sus clases (2020). Luego se demostró falso.
Quiero decir que, en el caso que nos ocupa, no era budista ni católico ni protestatne ni confucionista. Por citar sólo algunas confesiones religiosas.
¿Cómo no va a estar vinculada inmigración e inseguridad si dejan que vengan sin papeles? ¡De algo tienen que comer!
Como con las okupaciones -de la que ya hablaremos en el próxiimo artículo- … ¡en algún sitio tienen que vivir!.-
Basta consultar datos oficiales de la propia Generalitat. Aunque Alba Vergés también corta en este caso.
Las cárceles catalanas tenían, a fecha del 14 de marzo del 2020, más de 7.800 internos de los cuales unos 3.200 son extranjeros. Insisto: según datos oficiales.
Lo que ya no sabría decirles es la nacionalidad.
Pero aquí, como siempre, miramos hacia otro lado.
Al igual que en el atentado de las Ramblas.
Cómo iba el Ayuntamiento -con Ada Colau y Gerardo Pisarello al frente- colocar bolardos siguiendo las instrucciones del propio Ministerio del Interior.
Para ellos, el Ministerio del Interior debe ser automáticamente facha.
Además, Barcelona es ciudad de acollida, papeles para todos, refugees welcome. Aquí no va a pasar lo que ya pasó en Niza o en Berlín.
Pasó.
Todavía peor porque los autores habían nacido aquí o habían llegado de niños.
Procedían de Ripoll, la cuna de Catalunya.
¡Si Guifré el Pilós, que se pasó media vida, levantará la cabeza!
No hay que ir tan lejos: el propio general Prim, cimentó su fama y su fortuna guerreando también contra ellos.
Ahora, en Reus -17% de población estranjera- algunos la llaman ya Al-Reus.
Hace poco la Policía expulsó a un activista musulmán y lo recibió incluso la consejera de Feminismos, Tània Verge, para expresarle su solidaridad.
Yo, la verdad, entre la Policía y el gobierno catalán me creó más a la Policía. En este y en otros temas.
Pero hay que dejar de esconder la cabeza bajo tierra como las avestruces.
Y, sobre todo no hay que dejar el tema de la inmigración sólo en manos de Vox.
La inmigración -junto al agua y la energía- es uno de los retos de la Catalunya del futuro. Me atrevería a decir que de toda Europa.