No sé si será el calor, los incendios o las fechas pero flota en el aire cierto ambiente guerracivilista.
El pasado 18 de Julio unos indepes sabotearon la cripta del Tercio de Montserrat que hay en el monasterio.
Yo pediría un poco de respeto por los símbolos históricos y por los muertos.
Es evidente que eran banderas franquistas. Claro, no iban a ser esteladas o con la hoz y el martillo.
Al día siguiente una fundación presentó una reedición del histórico cartel de la Guerra Civil en la que una alpargata pisa una esvástica.
Lo hicieron, para más inri, delante de Capitanía. Supongo que para transmitir el mensaje que todos los militares son unos fachas.
El mismo edificio, por cierto, en el que Primo de Rivera perpetró su golpe de estado (1923).
Dos días después fue despedido en la Estación de Francia por "millares de personas", según reza el ejemplar de La Vanguardia del día 15. No eran marcianos, eran catalanes.
Es la misma foto, por otra parte, que exhibió una diputada de ERC, Jenn Díaz, en el Parlament en la primera intervención de Vox.
Era una manera sutil de equiparar a este partido nada menos que con los nazis. Que yo sepa los de Vox no han quemado todavía a nadie.
El día anterior vi una entrevista también a Josep Cruanyes en Nació Digital.
Cruanyes es miembro de la ANC, presidente de la Caixa de Solidaritat y fue uno de los promotores contra el "expolio" de los Papeles de Salamanca. El otro día volvieron a darle cancha en TV3.
Me sorprendió el titular: “Los responsables de la represión han de ser procesados”. Parecía que pidiera un Nuremberg.
Además siendo abogado, aunque sea indepe, debería saber que la acción de la justicia no es “represión” per se.
De hecho, recientemente han absuelto a una diputada de la CUP, la Audiencia de Barcelona ha pegado un repaso a un juez y un fiscal por extralimitarse en el caso de la ACM e incluso han archivado el corte de la autopista en Salt, entre otros.
En mi modestísima opinión, el corte de una autopista debería ser punible. No es una carretera secundaria.
Pero quién soy yo para contradecir a unos jueces.
Que conste que, en el otro bando, también hay ejemplo de este clima guerracivilista.
Los de Sociedad Civil Catalana, en el polo opuesto, presentaron una campaña en Manresa el pasado día 20 “arrebatar la Cataluña interior al independentismo”.
Lo entiendo porque, con la proliferación de lazos amarillos, se da a veces la idea de que un territorio es mayoritariamente independentista y luego en las elecciones se demuestra que no.
¿Pero “arrebatar? Me pareció un verbo muy bélico.
Quizá incluso ellos han llegado a la misma conclusión porque la segunda convocatoria de la campaña, esta vez en Figueres, ya hablaban de “disputar”.
En fin esta sucesión de acontecimientos -anécdotas en algunos casos- me ha hecho pensar.
Porque si unos se atreven con símbolos históricos ahora los del otro bando pueden atreverse con la tumba de Macià o cualquier monumento a Companys.
Y cuidado que, las espirales, en política son muy peligrosas.
La República empezó a perder la guerra el día que perdió el control del orden público.