Catalunya es un pueblo que tiende a sacar pecho.
¿Pero de qué ha servido el proceso?
En cuanto a resultados tangibles, de nada.
¿Estamos mejor o peor que hace un año?
Peor.
Sólo hay que ver la inestabilidad política, la falta de acción de gobierno y de liderazgo, el Parlament a medio gas
¿Cuántas empresas han vuelto?
¡Indepes! ¿Estamos más cerca o más lejos de la independencia?
Más lejos.
El Estado ahora siempre estará al acecho. No perdonará ninguna. Ha sido un tiro por la culata.
Más de la mitad de catalanes tampoco quiere saber nada de la independencia. Está decididamente en contra. No hay seducción que valga. La base social -a corto o medio plazo- no se ampliará.
A pesar de los esfuerzos de TV3, el proceso sólo será otra página gloriosa en la historia de Catalunya.
Como el Memorial de Agravios (1885).
El Tancament de Caixes (1899).
La Solidaridad Catalana (1906).
Incluso -si me apuran- la Semana Trágica (1909). Aquello fue una revuelta, no una revolución. Las revueltas son revoluciones a medias.
Se quemaron una treintena de conventos pero no hubo un cambio de régimen.
Por eso volveré a hacer la pregunta: ¿en cuanto a resultados concretos qué hemos conseguido?
Nada.
Tras la aplicación del 155, retrocedimos 40 años.
Volvimos a los inicios de la Transición cuando se gritaba por las calles "¡Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía!"
Levantar el 155, recuperar las instituciones y el retorno de los presos y exiliados era exactamente eso.
¿De qué ha servido a Ley del Referéndum o la de Transitoriedad?
¿Las famosas estructuras de Estado?
Bueno eso sí: para enchufar a un montón de gente.
¿Las concentraciones ante la consejería de Economía y Finanzas o en la Plaza Sant Jaume?
¿El referéndum del 1 de octubre?
¿La huelga general del día 3?
¿El aplazamiento de las elecciones?
¿La proclamación de la República catalana?
Básicamente para destituir al presidente, el videpresidente y a todos los consejeros.
La Generalitat quedó intervenida
El Parlamento, disuelto.
La vergüenza de ver cómo te convocan elecciones desde Madrid. Como si fuéramos niños pequeños.
La propia exconsejera Clara Ponsatí lo reconocía este viernes en una entrevista en El Punt-Avui. Al día siguiente fueron a declarar como corderitos a la Audiencia Nacional.
Para eso no hacía falta hacer nada. No había nada preparado. Salieron por piernas.
El proceso ha sido un terremoto en la política catalana. Lo ha arrasado todo. Las réplicas aún se perciben.
La élite dirigente -entre huidos, encarcelados y quemados- ha sido literalmente barrida.
Vicens Vives -que hoy sería considerado un "botifler" - ya decía hace un montón de años que "dominar la historia, promover a dirigentes y cuadros, ir poco; eso es lo que nos convendría "(1).
Dirigentes y cuadros capaces, añadiría yo con su permiso.
No hemos aprendido nada. Ha sido una auténtica chapuza.
La política catalana está en manos no sé si de unos hiperventilados, unos incompetentes, unos ingenuos o las tres cosas a la vez.
(1) Jaume Vicens Vives: "Noticia de Cataluña", Ediciones Destino, Barcelona 1962, página 25