Juro que no es santo de mi devoción.
Ni yo de la suya.
Lo tengo comprobado porque hasta me dijo “sanguijuela” en twitter.
Algo impropio de un profesor de Columbia.
Aunque tampoco soy el único al que ha insultado, por otra parte.
Pero Xavier Sala i Martín -en un artículo publicado en La Vanguardia hace más de diez años- ya lo dijo.
En efecto, el 17 de abril del 2012 -en un texto que formaba parte de una serie (1)- hacía este diagnóstico:
“Francia tiene casi el doble de funcionarios per cápita que Alemania (90 por cada 1.000 habitantes en comparación con 50 en Alemania) y un Estado de bienestar insostenible. El gasto público sobrepasa el 56% del PIB, muy por encima de la media de la OCDE (43%), España (41%), Alemania y la Gran Bretaña (50%) o incluso Suecia (53%)".
"La deuda pública -añadía. se sitúa por sobre del 90% del PIB y sube rápidamente a causa de un déficit público del 5,2%”.
Sospecho que las condiciones deben haber empeorado desde entonces.
De hecho recuerdo otro episodoio, que no he conseguido encontrar en google, de un empresario americano que estuvo a punto de comprar una fábrica de neumáticos en el país vecino y desistió, entre otras razones, por los costos laborales.
Todo esto viene a cuento por la reforma de las pensiones de Macron.
Es cierto que el presidente francés -tampoco es que sea ya un macronista convencido- la ha aprobado al final por decreto y le ha faltado dar la cara -incluso por televisión- pero todos los medios se le han echado encima.
Basta repasar la prensa española: "impone", "decretazo", "se arriesga"
Pese a que todo el mundo sabe que el sistema de pensiones francés es insostenible.
Como aquí. Personalmente el minstro Escrivá me parece un bluf como Yolanda Díaz.
Porque si en la mayoría de países de la UE se jubilan a los 65 … ¿por qué en Francia tiene que ser a los 62?
Incluso en algunos como Dinamarca, Noruega y Holanda -por citar estados del bienestar- es a los 67.
Lo que no sé lo de jubilarse a los 62 viene de Mitterrand. Como las 35 horas semanales, que luego se demostró un fiasco.
La izquierda siempre promete vivir mejor pero nunca dice cómo pagarlo.
Desde los tiempos de Lenin que, cuatro años después, tuvo que imponer la Nueva Política Económica porque si no se le hundía la revolución.
Aunque me temo que no es sólo la decadencia francesa. O la inglesa con el Breixt. Es la decadencia de la vieja Europa.
A pesar de que, con la guerra de Ucrania, todavía nos creemos fuertes y poderosos. Incluso vamos dando lecciones. El principio del fin.
(1) “Crisis (35): la bomba de relojería”