Tengo la sensación íntima de que nos llevarán a la ruina.
A los empresarios, a los autónomos, a los de los ERTOs, a los parados.
Se han estado quejando hasta ahora de que no era el momento de convocar elecciones.
La portavoz del Govern, Meritxell Budó, llegó a decir que la decisión del TSJC
ponía en riesgo “la salud de los votantes”.
Y el presidente del Parlament, Roger Torrent, hizo extensivas las acusaciones a Pedro Sánchez.
Por decir semejantes barbaridades cobra 160.000 euros al año, entre otras cosas. Más incluso que el presidente de la Generalitat.
Pero si hubieran convocado elecciones hace un año quizá no nos habría pillado el toro de la pandemia.
Cuando Torra dijo el 29 de enero del año pasado que la legislatura “ya no tiene más recorrido político” y que ningún Govern puede funcionar “sin unidad”.
O incluso antes porque sabía que su inhabilitación era inevitable.
Pero no: el hombre quería salir com un héroe. Hizo una remodelación el 3 de Septiembre y fue condenado tres semanas después: el 28.
Ahora se dedica a promocionar los productos de la tierra en su web o en insta además de estar muy preocupado por los nuevos miembros de la familia: dos cachorros denominados Tro y Boira (Trueno y Niebla). Los perros, por supuesto, no tienen la culpa.
Antes de irse todavía tuvo tiempo de llamarle a Pedro Sánchez “tros de quòniam”: “Zopenco”.
Por todo ello pagamos al expresidente 122.000 euros al año. Un 80% de lo que cobraba.
Tras catorce meses serán 92.000 euros hasta que se jubile.
Amén del alquiler de la oficina -se ha ido a Girona porque Barcelona “ha abdicado de ser la capital de Catalunya-, los escoltas, el coche oficial, la secretaria.
A alguien que, cuando regresó de Suiza, no encontraba trabajo.
En su libro sobre “Viatge involuntari a la Catalunya impossible” (2010) explica que “ningún headhunter parece interesado en mi currículum” (Página 91).
¡A éste hombre le salvamos no sólo la vida laboral sino también la jubilación!
Pero no sólo a él.
El gobierno catalán no ha adelgazado nada.
No ha bajado ningún sueldo.
No ha cerrando ningún embajada.
Ni siquiera se han atrevido a tocar TV3.
Están tirando de deuda.
Van a dejar una pelota financiera a nuestros hijos -e incluso a nuestros nietos- de aúpa.
Seguimos teniendo por ejemplo un director general de Reforma Horaria -un tema del que oigo hablando desde hace más de diez años- en un país donde TV3 empieza las películas a las once de la noche.
Pero si hasta Merlín, serie destinada a adolescentes, comenzaba siempre a las 22.45. ¡Y con retraso!.
Que conste que las peticiones de adelgazamiento -que he expresado en más de una ocasión aquí o en mi canal de YouTube- son extensibles a todas las administraciones.
Incluido el Gobierno central y hasta la última comunidad autónoma.
Un ejecutivo de 23 ministerios con la que está cayendo me parece una exageración. Aznar empezó con once y Rajoy no pasó de quince.
Ya sé que Pedro Sánchez tuvo que hacer encaje de bolillos porque es un gobierno de coalición y a las diferentes corrientes del PSOE -o federacaciones- había que añadir Podemos y la antigua Izquierda Unida.
Pero todo el mundo sabe que Igualdad y Consumo -entre otros- deberían tener rango de dirección general o de agencia interministerial como mucho.
Hay que colocar a la parienta y pagar la hipoteca de Galapagar.
Está bien que, en época de emergencia sanitaria, la clase política nos pida sacrificios. Pero ellos deberían ser los primeros en dar ejemplo.