Tengo la sensación de que la denomianda trama rusa del proceso son delirios de grandeza.
De Víctor Terradellas entones y de Josep Lluís Alay ahora.
He decir que conozco personalmente al primero desde hace años.
Y he decir que no me pareció mal tío. Eso sí, tenía algún pájaro en la cabeza. Más de uno incluso.
Creo que el partido -tras el lío en que ha metido a David Madí y compañía- lo ha dejado tirado.
La última vez que lo vi intentaba ganarse la vida con una casa rural.
Sobre Alay no puede decir lo mismo. No le conozco personalmente.
Pero basta seguir su perfil de twitter para darse cuenta que es lo que técnicamente se denomina un hiperventilado. Sí, universitario pero hiperventilado.
Yo también lo fui. ¡Pero con 16 o 17 añitos!
Profesor de la Facultad de Historia de la Universidad de Barcelona indica además otra cosa más grave: lo mal que tenemos la universidad.
No quiero ni pensar lo que les cuenta a sus alumnos. Debe estar todo el día hablando de la lucha del Tibet por su independencia, tema en el que es un especialista.
Pero a pesar de todo cuesta de pensar que Putin se metería en el lío catalán ¡Y más con este personal!
Es cierto que ninguna independencia del mundo se consigue sin el control del territorio y el apoyo de una potencia extranjera. El anhelado reconocimiento internacional.
Portugal siempre tuvo a los ingleses cerca. Y Alemania reconoció Croacia unos días antes que la Unión Europea.
Croacia siempre ha sido -además de la playa- el backyard de Alemania en los Balcanes.
Más vale no recordar en que período funesto de la historia fueron incluso aliados.
Pero Catalunya no tiene petróleo ni diamantes ni oro ni coltán. Tenemos el arroz del Delta, que está buenísimo, pero con eso no basta para que te hagan caso en el escenario internacional.
Cuesta también de creer que con los quebraderos que tiene Putin -el último un efecto dominó en las exrepúblicas soviéticas de mayoría musulmana tras la victoria talibana en Afganistán- quiera meterse en asuntos ajenos.
Otra cosa es lo que sueñen, incluso despiertos, los independentistas catalanes más alocados.
Al fin y al cabo también se les pasó por la cabeza ceder el puerto de Tarragona a la Armada china -que como se sabe es una democracia ejemplar- o enviar una futura flota catalana al Índico aunque no sé que se nos ha perdido en esta parte del mundo a los catalanes.
Pero la noticia del New York Times tiene también otros efectos secundarios.
Primero: el diario norteamericano ha caído del pedestal para los indepes. Había subido a él gracias a algunas crónicas del corresponsal en Madrid, Ralph Minder, al que trataban a cuerpo de rey. Yo mismo lo vi en la consulta de Vic.
Ahora hasta Puigdemont o Vilaweb cuestionan su credibilidad. Se olvidan que hace unos meses todavía dejaba a Jordi Cuixart por las nubes.
Yo creo que los van calando en Europa. El Time de Londres también informaba recientemente que Clara Ponsatí había roto la confianza de la justicia escocesa al poner patas de por medio tras el Brexit. Por si acaso. No fueran a devolverla a España.
Segundo: aunque todo sea un farol -e incluso pese a que haya habido contactos,- imaginen lo que deben empezar a pensar en la Unión Europea del independentismo catalán si no tenían bastante.
¡No es que quisieran desestabilizar España, es que querían desestabilizar la Unión Europea!
Ya lo dijo Quim Torra en una entrevista precisamente al diario ruos Komsomolskaya Pravada: “No habrá estabilidad en Europa hasta que no se resuelva el conflicto de Cataluña con España”. ¡Sueños húmedos!
Suficientes problemas tienen la Unión Europa (Afganistán, Putin, refugiados, Turquía, la propia crisis de identidad de la UE) como para que los indepes vayan conspirando de esta manera.
Pujol, que estaba a años luz de todos estos -incluso a pesar de la presunta corrupción-, dice en sus memorias que para qué le hicieron caso en el extranjero la única fórmula al principio de su mandato era la seriedad y “hacerlo muy bien”.
Al fin y al cabo como presidente de la Generalitat lo confundían con frecuencia con un alto directivo de Generali, la multinacional italiana del seguro.
Pues eso.