Ha bastado el chasco del Aeropouerto del Prat para poner en evidencia todas las carencias de Pere Aragonès.
La culpa no es suya. Lo puso Oriol Junqueras a dedo.
Luego fue el candidato más votado en el Parlament. Nadie pone en duda su legimitidad.
Pero él mismo reconoce que es hombre de partido. Sin experiencia laboral más allá de la política.
Empezó en las JERC y fue escalando. Comenzó a militar en 1998. Dos años después en el partido. Conoció a Junqueras en el 2004. En el 2006 fue por primera vez diputado.
Iba el número doce por Barcelona. Cuando dimitió Josep Huguet al ser nombrado consejero de Universidades corrió la lista. En el 2009 entró finalmente en la ejecutiva del partido.
El resto es conocido: el descabezamiento de la dirección de ERC por el proceso -entre los que que van a la cárcel y los que huyen- lo catapultó a primera fila. El propio Juqueras lo reservó por si a Marta Rovira le pasaba algo.
En su biografía oficial no hay actividad profesional al margen de la política. Si supiera lo que es ganarse la vida en el sector privado (levantar la persiana cada día, buscar clientes, cuadrar los números) quizá sería más consciente de lo que supone perder una inversión de 1.700 millones. Para hoteleros, restaurantes, taxistas.
Que conste que, a pesar de mi escepticismo, Aragonès también tiene cosas buenas. Al menos de momento no la ha liado com Torra o Puigdemont. En algo hemos salido ganando.
Pero la autoridad moral se consigue gobernando y gobernar es también tomar decisiones. A veces impopulares.
Por eso, tras estar casi una hora escuchándolo este viernes en Catalunya Radio -que es como jugar en campo propio: hasta el director ha salido a recibirle- todo han salido balones fuera.
Quizá formalmente no ha sido tan duro como ayer -lo de “chantaje” lo ha dicho sólo un par de ocasiones- pero te das cuenta de a quién tenemos al frente.
De entrada ha pedido el traspaso de los aeropuertos de Barcelona, Girona y Reus, que es tanto como aparcar la independencia.
Porque, claro, si pides el traspaso es que no te vas. Ya no está a tocar. “Marxem!”, decían. ¿Se acuerdan?
El lenguaje, sin embargo, ha sido el habitual para casos de emergencia. Ha venido con la lección aprendida de Palau. Expresiones huecas del estilo "carta marcadas”, "trabajar equilibrios”, “fem-ho bé”, “seamos serios”.
Que esta gente diga ahora “seamos serios” es per llogar-hi cadires.
Es como cuando dice que quiere una “Generalitat republicana, social, feminista, verde y democrática”. Eso tampoco debe ser la independencia.
Dos detalles, en todo caso, sobre los intríngulis del Govern.
Ha llegado a afirmar que “en materia de infraestructuras el vicepresidente Puigneró lleva toda la intermediación”.
Que es como decir que él no pinta nada. Ya sé que son de partidos distintos y que debe haber incluso recelos a pesar las recientes convivencias en la Vall d'en Bas, ¿pero se imaginan a Pujol diciendo lo mismo?
¿Se imaginan que hubiera dicho: “esto lo lleva Pere Macias o Felip Puig”?
¡Las infraestructuras son el quid de la cuestión, el rovell de l'ou! Han construido el memorial de agravios a base de infraestructuras.
Luego hasta ha dejado en evidencia a la portavoz, Patricia Plaja, porque ha dicho que a la manifestación en contra de la amplicación del Aeropuerto no tenía previsto ir "ningún consejero”.
Menos mal porque, en efecto, no se puede estar en misa y repicando. Hacer de gobierno y de oposición al mismo tiempo.
¡Sin embargo fue uno de los detonantes de la ruptura! La propia portavoz jugó con esta posibilidad durante su rueda de prensa del martes pasado.
Ya hemos puesto de relieve en alguna ocasión la dificultad de informar de los acuerdos de gobierno sin asistir a las reuniones de gobierno.
Pero vayamos al fondo del asunto: ¿Cuál es la alternativa de la Generalitat a la propuesta de Aena? ¿Tienen alguna?
Si tienen alguna todavía no me he enterado y el presidente tampoco la ha explicado hoy.
Al contrario, todo ha sido marear la perdiz, escurrir el bulto, culpar a Madrid.
Ha llegado a decir que “en quince días no nos jugaremos una infraestructura como El Prat”. ¡Llevan semanas de estira y afloja!
Es como los peajes: alimentaron durante diez años el “Catalunya lliure de peatges” y el “No vull pagar”. Ahora no saben qué hacer.
De momento, el mantenimiento de las autopistas lo pagaremos a través de los maltrechos Presupuestos de la Generalitat.
Ha llegado a justificar el no a la amplicación del aeropuerto porque “acabará siendo low cost”. Pero si es lo que es ahora. La idea era convertirlo en un hub internacional.
O que la ampliación tiene que ser “de una manera diferente, no de una manera clásica”
No se rían. Es una cita textual.
President, ¿me pude decir que significa ampliar una infraestructura aeroportuaria “de una manera diferente”?
Yo, por supuesto, no he tenido acceso a los los informes pero recuerdo que la anterior amplicación del aeropuerto significó el cierre de dos campings: el Filipinas y el Toro Bravo. Mientras que la Ballena Alegre vio cercenado su espacio.
A ver si nos van a preocupar más los patos de la Ricarda -o los pájaros: no sé que hay- que las personas.
No sólo eso. Recuerdo que en el 2005 cerró al escuela de negocios que tenía la Universidad de Chicago en Barcelona, en plena calle Aragón, cerca del Paseo de Gracia: la Graduate School of Business.
¿Saben por qué? Porque apenas había conexiones internacionales con Estados Unidos. La acabaron trasladando a Londres. Al menos no tenían que ir haciendo escalas.
Aunque quizá lo mejor de la entrevista ha sido cuando se ha quejado de que los aeropuertos de “Reus y Girona están prácticamente vacíos todo el año”
¡Y Alguaire, president! El aeropuerto de Alguaire, también. Pero de este no ha hablado porque lo hizo la Generalitat.
¡Construyeron un aeropuerto en una zona donde, en invierno, es habitual la niebla! Sólo sirve para llevar turistas ingleses a Andorra. Si era para eso haberlo puesto en la Cerdanya.
La única vez que ha aterrizado un Airbus de los grandes en Alguaire fue el día de la inauguración, que llevó al tripartito en pleno. Y aún por gentileza de Vueling, entonces presidida por Josep Piqué.
Eso sí, Carod -entonces vicepresidente- tuvo que regresar antes en helicóptero porque tenía un viaje oficial al Senegal. Catalunya, como se sabe, tiene grandes intereses estratégicos en este país africano.
Pere Aragonès ha llegado a mencionar casi media docena de veces la expresión “emergencia climática” para justificar el rechazo de la Generalitat. Amén de otras expresiones como “reducción de emisiones” o "cambio climático".
Por supuesto, yo también estoy contra. Pero un aeropuerto es un aeropuerto, es decir, aterrizan y despegan aviones.
No es una pista de petanca y es evidente que su impacto ambiental. Aunque hemos de ser capaces de decidir por nosotros mismos si las ventajas económicas superan el impacto ambiental.
El autogobierno también es eso. Los que quieren construir un estado independiente ni siquiera son capaces de decidir si queremos un aeropuerto más grande.
Por eso, los argumentos utilizados me parecen tan sobados -hablando en plata- que tiene que haber también sin duda algo de hispanofobia.
Al fin y al cabo si el Estado opresor quiere invertir 1.700 millones desmonta el relato del Espanya ens roba.
Finalmente, ha acabado hablando de la mesa de diálogo, una reunión sobre la que no tienen ni fecha ni orden del día ni asistentes ni nada.
A mí, fracamente, ya tanto me da.
Han alimentado un conflicto deliberada, consciente e irresponsablemente y ahora piden que les saquen las castañas del fuego.
Parece que podría ser el jueves o viernes de la próxima semana. Si es el viernes Pedro Sánchez tiene excusa : el mismo día sale para Grecia en viaje oficial.
Pero fíjense el nivel que, en un momento de la entrevista, la entrevista ha ido así:
- Periodista: "¿Debe ir el presidente de Gobierno en la mesa de diálogo?"
- President: "Nosotros hemos sido muy claros los últimos días"
- Periodista: "¿Esto es un sí?"
- President: "Nosotros hemos sido muy claros los últimos días"
Eso sí, han subido un par de peldaños.
La portavoz del Govern ya nos aleccionaba el martes pasado en la rueda de prensa de Govern -ha aprendido rápido- de que “no es una mesa de diálogo, es una mesa de negociación.
Y el presidente ha dicho hoy que tiene que servir para resolver el “conflicto entre Catalunya y el Estado”. No entre la Generalitat y el Estado.
No, a mí que no me incluyan.
En esto coincido incluso con Laura Borràs: la mesa de diálogo es un “eslogan”
Aunque si la presidenta del Parlament es tan valiente (“la alternativa existe: la unilateralidad”, ha afirmado) que la ejerzan ya y nos dejen en paz. A ver qué pasa ahora.
En cambio, Pere Aragonés apuesta por “llegar a una resolución al conflicto” y “forzar el estado a la negociación”.
¡Ya no es la DUI ni la República ni la independencia!
¡El partido de las 155 monedas de plata, ¿eh, Rufián?
Francamente, por mí ahora que se jodan.
Pero que al menos se pongan a gobernar.