Joan Tardà lo ha vuelto a decir.
El sistema político y judicial español es un "femer" (un "estercolero") y una democracia "low cost".
El diputado de ERC lo ha dejado claro.
Si la fiscalía pide rebelión para los presos "no hace falta ni que nos llamen para hablar de Presupuestos".
Le está pidiendo al Gobierno que les eche una mano. Cómo ha acabado el proceso.
Que presione al ministerio público para que rebaje las peticiones de cárcel.
Está en su derecho. Y es cierto que la fiscalía es un órgano jerárquico.
El fiscal general del Estdo -la fiscal general en la actualidad- lo nombra el Gobierno.
Tampoco es inusual. En Estados Unidos pasa lo mismo. Kennedy nombró a su hermano Robert.
Pero que lejos quedan los días en los que proclamaban, con aire de superioridad, que la justicia española estaba politizada.
Fue una de las grandes posverdades del proceso.
Bueno lo de posverdad es un eufemismo. Dígamoslo claramente: mentiras.
La cosa empezó a bajar con la sentencia del caso Gürtel, que condenó al PP
¡Le costó el cargo hasta a Mariano Rajoy!
Gürtel, por cierto, impuso una multa de 250.000 euros al PP.
El caso Palau -los mismos que son socios de gobierno de ERC- son seis millones
¡La justicia hasta ha encarcelado a un cuñado del Rey!
Bueno, tiene privilegios -está sólo en una cárcel si esto se puede considerar un privilegio, yo creo que mentalmente es peor- pero los políticos presos, también.
Ni se atrevió a negarlo la consejera de Justicia, de ERC, en un pleno en el Parlament. Por si acaso la pillaban en el requiebro.
Lo triste es que las posverdades del proceso se han ido desmoronando una a una con el tiempo.
Demuestra que estaba cogido con pinzas.
La clave de todo es que no se podía hacer la independencia con sólo el 47% de los votos.
Hasta Tardà lo sabe. Lo admitió tras el 155. Y sin embargo vuelven a empezar.