Ahora que Trapero ha dicho, en una entrevista en La Vanguardia, que tras el atentado de las Ramblas la colaboración del CNI fue la “mas leal”.
Y que “nos ayudó mucho en la investigación”.
Ha llegado la hora de ajustar cuentas con los que alimentaron el bulo.
Sí, sí: he dicho ajustar cuenas. Ya está bien de medias tintas y otras zarandajas.
Porque, durante años, hemos tenido que oir por parte del independentismo que el CNI toleró, promovió, permitió la masacre.
Hay que estar zumbado.
Es evidente que el CNI no tuvo su mejor día.
Al imán de Ripoll supongo que intentaron ficharlo -sospecho que como a todos los imanes de España- y se les descontroló.
Pero de ahí a insinuar que el CNI permitió el atentado para acabar con el proceso media un abismo.
No fueron los únicos, además, que no estuvieron a la altura.
Sobre el papel de los Mossos -ensalzados como “estructura de Estado”: ¡hasta los condecoró el Parlament con 16 víctimas mortales encima de la mesa!- hay muchos claroscuros.
La falta de reflejos en Alcanar -“señoría, no exagere”-, el hecho de que se escapase el vehículo de uno de los terroristas por la Diagonal en plena operación jaula, o que los héroes de Cambrils hayan acabado dejando el cuerpo asqueados del trato recibido.
Tampoco voy a cuestionar yo, como sí hizo la CUP, la muerte de Younes Abouyaaqoub en la localidad de Subirats. Pero es evidente que habría dado más información vivo que muerto.
Y ya puestos hay que recordar que el Ayuntamiento de Barcelona tampoco estuvo muy fino con los bolardos. Ese exceso de confianza: “Barcelona, ciutat d’acollida”.
Por eso, hay que recordar a los indepes que promovieron el bulo de que el CNI estaba detrás, de una manera u otra, del atentado de las Ramblas.
Porque no fueron sólo hiperventilados en las redes.
No, fueron también exmiembros del Govern.
Junts y Esquerra en el Parlament.
O en el Ayuntamiento a través de Elsa Artadi y Jordi Coronas.
Y por supuesto el entonces president Torra, que se apuntaba a un bombardeo.
O Laura Borràs, cuando estaba en Madrid.
Incluso una televisión pública como TV3, con Ariadna Oltra a la cabeza en este caso.
Y alguna de sus estrellas como Empar Moliner.
¡Incluso un agente de los Mossos, Roger Heredia!
No pido de ninguno de ellos una disculpa pública o al menos una reflexión porque serían incapaces de hacerla.
Pido directamente empezar a hacer limpieza.
Incluso en programas y tertulias de TV3.
Vaya la última indirecta: los Mossos están para hacer de mossos, no de tertulianos.
Un agente, en una televisión pública o privad, puede opinar sobre asuntos de su competencia o sobre los que tenga conocimientos técnicos -siempre, claro, que no sea secreto de sumario-, no expresar opiniones personales. Y mucho menos políticas.
A ver si el nuevo jefe del cuerpo, Josep Maria Estela, va poniendo en la casa porque ha pasado más de seis meses desde su llegada al cargo aunque él mismo participó en un acto oficial en Alcanar con lazo amarillo de por medio.