Cada vez sufro más por la Catalunya que nos dejarán.
Va a quedar un descampado, un páramo, un solar vacío.
Como aquellos terrenos que les pilló la crisis y durante años esperan que alguien construya un edificio encima.
El otro día, en el programa semanal de Manuel Trallero, ya llegamos a la conclusión de que los indepes se lo habían cargado la Generalitat, TV3, los Mossos, la escuela catalana.
Todo lo que tocan lo rompen.
Hasta el Barça. El viernes ya le daban un semáforo rojo a Joan Laporta en La Vanguardia.
Segundas partes nunca fueron buenas.
Me pregunto si acabarán quemando a Xavi como en su día quemaron a Ronald Koeman, otro mito del barcelonismo.
Tiene una tarea titánica por delante.
Pero basta ver también las últimas noticias en otros ámbitos.
Volkswagen ya ha anunciado que la planta de baterías no vendrá.
Yo creo que, para dorar la píldora, el día antes anunciaron que apostaban por el coche eléctrico en Martorell.
Eso sí, condicionado a ayudas públicas. Algo que apenas destacaban los medios catalanes.
Menudos son los alemanes negociando.
Luego está el conflicto de la inmersión.
Tanto baladrear -incluido el consejero- y al final tuvo que ser un sindicato estudiantil independentista el que convocara una manifestación.
Apenas 400 manifestantes aunque en TV3 se apresuraron a hablar de "cientos de personas”.
Una joven estudiante -supongo que a partir de ahora la nueva heroína del proceso: ya tardan en invitarla al Faqs- llamando a la desobediencia.
Seguro que no tiene sueldo ni cargo público: no la pueden inhabiliar.
Ya lo dije en un artículo anterior y no voy a repetirme para no aburrirles: Acosar a un niño de cinco años es muy feo.
Eso, incluso de cara a Europa, es un punto de inflexión.
Algunos iban con pancartas pidiendo “un nuevo embate”.
Otros reclamaban “que los políticos blinden la inmersión”.
No fue ninguno -excepto Dolors Sabater, que no se pierde una- porque seguramente los hubieran abucheado.
Las revoluciones devoran a sus hijos.
Ya sólo faltaba que trascendiera que, en la manifestación, hubo gritos a favor de … ¡Terra Lliure!
Otro tiro en el pie del independentismo.
Pero, en efecto, es para echarse a temblar la Catalunya que nos dejarán.