Puigdemont empieza a ser un estorbo incluso para los suyos
Comienzan a aparecer noticias, más bien especualaciones, sobre su futuro.
Que si deja la presidencia de Junts.
Que si se vuelca en el Consell de la República que, como pueden imaginar, tiene competencias cero.
Que si vuelve.
Cualquier retorno de Puigdemont pasa por presentarse a la justicia si no es detenido antes.
Si lo hubiera hecho tras su puesta en libertad en Cerdeña, habría puesto en un brete a las autoridades políticas y judiciales españolas.
Si lo detienen tenemos un conflicto diplomático.
Y si no se planta en la puerta de Palau y le dice al mosso de guardia: "aparte que ha vuelto el presidente legítimo".
Pero ni eso. Desaprovechó otra oportunidad.
No me extraña, Puigdemont ha dado suficientes muestras de cobardía.
Huir en el maletero del coche a diferencia de Companys que se quedó en Palau.
Hacer ver que estaba en Palau tras el 155.
O en las inmediaciones del Parlament antes de la investidura de Torra.
Incluso anunciar a sus seguidores que se presentaría en Estrasburgo para tomar posesión del euroescaño y luego no cruzar ni la frontera por temor.
No haber alimentado las esperanzas de sus fans que se cascaron más de 1.100 kilómetros.
Algunos en autobús porque la conexión aérea con la capital alsaciana es muy mala.
Puigdemont, en otras palabras, es un poruc, que diría mi abuela
Ya me lo dijo Albet Soler, con palabras más gruesas, en una entrevista reciente.
Por eso, yo creo que, como decimos en catalán, se li ha covat l’arròs. Se le ha pasado el arroz.
Ya sólo le queda hacer tuits. Como el día que se apuntó a la teoría de la conspiración de Villarejo, es decir, el España mata.
Veía España con las manos "manchadas de sangre".
Sin embago el tiempo es implacable. No debe ver ni a sus hijas crecer.
De hecho, hace poco cumplía ya 59 años.
A mí me recuerda aquellas estrellas de Hollywood que les ha pasado ya la época de esplendor
Claro que si volviera sería un problema hasta para los suyos.
Imaginen ir a Palau y decirle a Pere Aragonès que se aparte.
En fin, que haga lo que quiera. Pero no pueden imaginarse el daño que este hombre ha hecho a Catalunya.
Parece mentira que una parte del electorado pudiera perder la cabeza por él.
Al fin y al cabo ni siquiera era cabeza de lista por Girona. Pusieron a Lluís Llach.
Y cuando Mas lo elegió a dedo fue segundo plato. Antes se lo propuso a Neus Munté, que dijo que no.
Por eso, ya basta de jugar a héores y a revoluciones de salón.