TV3 es la prueba definitiva de que el proceso es supremacista.
No sólo ignoran a más de la mitad de catalanes sino que además nos tratan como imbéciles.
¡Y tenemos que pagarla entre todos!
Las dos principales informaciones del día en su portal de noticias este domingo eran una sobre Carme Forcadell haciéndose la víctima en el FAQS.
“Estoy convencida de que éste va ser mi último fin de semana fuera de la prisión”, afirmaba la expresidenta del Parlament.
La otra sobre un independentista condenado a tres años de prisión por atentado a la autoridad y lesiones.
En la información se olvidaban de decir que golpeó con un palo a un mosso durante los incidentes en el primer aniversario del 1-0. Cuando intentaron asaltar el Parlament.
Las pruebas deben ser muy concluyentes para una sentencia así.
Eso sí, explicaban que diversos grupos "ya han mostrado su rechazo a la decisión y han anunciado que recurrirán”.
TV3, entre los Mossos y los antisistema, elige siempre a los antisistema. Y eso que ambas instituciones son de la Generalitat.
Respecto a Carme Forcadell, que lejos quedan los tiempos del “President, posi las urnas”.
O eso de que los votantes de Ciudadanos y el PP no eran catalanes.
“Nuestro adversario -dijo en el 2013- es el Estado español y los partidos españoles que hay en Catalunya, como Ciudadanos y el Partido Popular”.
“El resto somos el pueblo catalán”, añadió.
La expresidenta del Parlament ha aprendido al menos dos cosas.
La primera es que los plenos del 6 y 7 de septiembre del 2017 conculcaban la democracia.
“La institución salió perjudicada", ha reconocido ahora.
Aunque parece que ella pasaba por ahí: “La mayoría del Parlament decidió que había que hacerse”, se ha justificado. Sí pero contribuyó notablemente a ello. Podía haber frenado o modificado el rumbo y no lo hizo.
Quizá el problema es que nunca estuvo a la altura. Fue recompensada con el cargo -el segundo más importante de Catalunya tras el de presidente de la Generalitat- por su papel en el proceso.
Los periodistas parlamentarios recordamos con frecuencia a Lluís Corominas -posteriormente Lluís Guinó- susurrándole al oído el artículo concreto del reglamento que había que aplicar cuando había un lío en el pleno.
Y luego lo de “sobrevaloramos las fuerzas del independentismo”. Y tambén el apoyo “de Europa”
¡El món ens mira!
También subestimaron “la fuerza del Estado español”.
¿Pero qué se creían? ¿Que sería bufar i fer ampolles? ¿Coser y cantar? ¿Pan comido?
El Estado no son sólo jueces y fiscales. O la Guardia Civil. Ni siquiera el CNI.
Es también el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Agencia Tributaria, el BOE y el control del DOGC si hace falta. Como se demostró tras la aplicación del 155.
Eran unos pardillos.
Peor: eran unos irresponsables.
Podemos entrar en el debate de de si vivían en una burbuja político-mediática -a la que ha contribuido mucho la prensa catalana- o si era una especie de disonancia colectiva, aquel fenómeno psicológico que describe un desapego de la realidad.
Pero yo más bien me inclino a pensar que era jeta directamente: ¿Cómo iban a declarar la independencia con menos de la mitad de la población?
Y no en unas sino en dos elecciones sucesivas. Las del 2015 con el 47,8% de los votos. Y las del 2017 con el 47,5%.
¿Qué hacemos con el 52% restante? ¿Los escondemos debajo de la alfombra? ¿Los encarcelamos? ¿Los expulsamos?
Por eso digo que el proceso -con TV3 a la cabeza- es supremacista: ignora a más de la mitad de los catalanes.
Vale decir que Carme Forcadell es al menos de las pocas que ha hecho autocrítica
El resto todavía están entre el “ni un pas enrere” i el “ho tornarem a fer”.
Sin duda un argumento de peso para que el Supremo no los deje salir. Luego que no se quejen.