Pilar Rahola, que debe ver peligrar su presencia en TV3 tras las próximas elecciones, ha decidido poner toda la carne en el asador.
Ya se lo dijo a David Madí: “quieren mi muerte social porque yo ya no puedo salir menos en la tele”.
“Cualquier tío que va a una tertulia sale más en la televisión que yo”, añadió.
Unos tanto y otros tan poco.
La fama -y el dinero- se le ha subido definitivamente a la cabeza.
Por eso, dispuesta a hacer méritos, se ha apuntado a la teoría de la conspiración con el atentado de las Ramblas.
Al fin y al cabo también lo hiceron JxCat, ERC y la CUP tanto el Parlament como en el Ayuntamiento de Barcelona.
A ver si así mantiene las colaboraciones. Con las cosas del comer no se juega.
En efecto, el sábado dijo durante su monólogo en el FAQS que el juicio es “para tapar la verdad” y “para que no sepamos lo que pasó realmente”.
Una cosa es, como pide el Frankfurter Allgemeine, que la vista oral aporte “más claridad” sobre el imán de Ripoll.
Incluso sobre sus relaciones con los servicios secretos españoles.
Y la otra es que el CNI tolerara el atentado de las Ramblas. Ya no sé si para joder al proceso en particular o a los catalanes en su conjunto. Me he perdido.
¿Se puede caer más bajo?
Hasta otro invitado, Alejandro López-Fonta -al menos ahora tiene alguien delante- se lo dijo: "no se está juzgando la relación de Es-Satty con el CNI, se está juzgando la relación de estas tres personas con Es-Satty".
Y un colaborador del mismo programa, Quico Sallés, indepe declarado, explicó que el presidente del tribunal, Alfonso Guevara es "un hombre extraordinariamente técnico, hipergarantista y no lo saben ubicar si es progresista o conservador". En definitiva, un buen juez a pesar de las críticas y las apariencias.
Ya puestos es evidente que el CNI cometió errores -no hay atentado sin errores- pero los Mossos también: confundieron la casa de Alcanar con un accidente, no valoraron en su justa medida los indicios que llegaban desde Bélgica, se les escapó uno de los autores por la Diagonal en plena operación jaula y finalmente fue abatido. No cuestiono esto último pero habría dado más información vivo que muerto.
A pesar de ello hasta les acabaron dando la medalla de oro del Parlament en una decisión unánime de toda la mesa.
Rahola se ha puesto así al nivel de aquel miembro del cuerpo por cierto, Roger Heredia, que también alimentó la teoría de la conspiración en TV3.
"A mí se generan muchas dudas. Se me generan dudas si este atentado se hubiera podido evitar”, llegó a afirmar en el Tot és mou.
Un agente no puede ir a tertulias ni pasarse en las redes sociales. Representa a todo el cuerpo.
Por eso, entre Albert Donaire y éste, al mayor Trapero se le ha girado trabajo.
Es evidente que las pruebas de selección de los Mossos, al menos las psicológicas, tienen evidentes lagunas.
En cambio, preferimos pasar de puntillas sobre la connivencia de la comunidad musulmana de Ripoll.
Ya no recordamos que la hermana de uno de los terroristas fallecidos decía una cosa en público y otra en privado. Hasta encandiló a la prensa con su alegato.
Y que el imán de Ripoll, Abdelbay Es Satty, hablaba abiertamente en la mezquita de “yihad, de lucha armada y de matar infieles”. Pero nadie alertó a la policía.
Teníamos el enemigo en casa y seguimos pensando que es un tema estrictamente policial.
En fin, siempre he tenido dudas de por qué Pilar Rahola -que es una persona con background- se apuntó a la revuelta de las sonrisas con los ojos cerrados.
No sabía si era por convicciones, por ego o por dinero.
Ahora ya me queda duda alguna: es por dinero.
Todo por la pasta.