Primero nos prometieron que, en 18 meses, seríamos independientes. No sé si el reloj empezaba a contar en las elecciones del 27-S o en la toma de posesión de Mas como presidente de la Generalitat.
Pero da igual. Alfons López Tena llevaba las cuentas con la precisión de un relojero suizo: superaron los citados 18 meses y tampoco pasó nada.
Luego Mas puso a dedo a Carles Puigdemont. Y éste volvió a empezar. Retrocedió hasta el referéndum porque ya se veía que una DUI no tendría suficiente legitimidad democrática.
¡Y eso que el propio Romeva había dejado verdes a sus excolegas de Inciativa en la legislatura anterior por pedirlo en el Parlament!. Claro que esta vez sería “referéndum o referéndum”. No había marcha atrás.
Unos meses después, en enero del 2016, prometió que si no éramos independientes nos dejaría al menos “a las puertas de la independencia”. “La tenim a tocar”, insistían.
La ANC hasta difundió una campaña antes del 1-0 en al que la gente sacaba la estelada y volvía a poner la senyera porque, en teoría, ya eramos independientes.
Claro que éstos tambén viven en otro mundo. En el 2014 ya decían que la independencia sería para Sant Jordi del 2015. Van con más de tres años de retraso.
Y los Comités de Derensa de la República se suponen que defienden, como su nombre indica, una república que ha sido efectivamente proclamada. No una de mentirijillas.
La pregunta es, pues, pertinente: ¿Cómo estamos realmente? Lo cierto es que hemos retrocedido 40 años. Hemos vuelto a los inicios de la Transición. Otra jugada maestra.
El presidente del Parlament, Roger Torrent, dijo el sábado en Vic que no desfallecerán "hasta que los presos sean libres y vuelvan los exiliados". ¡Es lo que se pedía tras la muerte de Franco!.
Y el presidente Torra ha anunciado que “sacaremos los presos políticos de la cárcel”. Que és más de lo mismo. ¡El objetivo del soberanismo ya no es la independencia sino simplemente sacar los presos a la calle!
Aunque lo de Torra es más grave. Le ha pedido al alcalde de Lleida, Àngel Ros, que la ciudad esté “al frente” en la defensa de los lazos amarillos. Ros, que es del PSC, no sabía que cara poner. ¡Pero si gobierna con Ciudadanos!
Y eso que era del sector catalanista del partido. Yo todavía le recuerdo conspirando con Marina Geli y Joan Ignasi Elena en el restaurant Set portes de Barcelona. Aunque ese es otro tema.
A continuación, Quim Torra todavía ha apelado al "esfuerzo de todos, los independentistas y los no independentista” para saber “encontrar grandes consensos de país”. Pero si la gente está a punto de pegarse.
Viven en Disneyland. Puigdemont empezó a demostrar muy pronto su desconexión de la realidad. Pero lo de Torra es de récord Guinness.
¿El soberanismo tiene alguna estrategia a parte de poner lazos amarillos y reclamar la salida de los presos? Hay que recordar que una de las medidas estrella anunciada por el propio Quim Torra en el reciente debate de investidura fue precisamente instalar un lazo gigante en la fachada de la Generalitat. Hasta se lo regalaron los funcionarios de Palau. Ni siquiera sé si lo ha hecho.