¿Cómo se arregla TV3?
Pues muy sencillo: echándolos a todos y fichando a gente normal y corriente.
Esto lo dijo un día Albiol un día y, claro, se le echaron encima.
Pero tenía toda la razón del mundo.
No se salva nadie excepto las kellys y los vigilantes de la puerta.
Es que ni los hombres del tiempo, que están todo el día con la matraca de los Països Catalans.
Bueno, habrá alguno defenestrado en el archivo. O agazapado esperando tiempos mejores.
Pero tras trece años de proceso -empezó oficialmente en el 2010- no he oído a nadie alzar la voz en público.
Ni que sea para preguntarse: ¿No nos estaremos pasando?
Pues, eso, cuando llegue el momento todos a la calle.
Y si no es posible -son una plantilla de casi 2.000 personas junto con Catalunya Ràdio- se vende o se privatiza.
Que se paguen ellos las obesesiones, que suficiente daño han hecho a la convivencia en Catalunya.
Al fin y al cabo debemos llevar invertidos más de 10.000 millones de euros desde su fundación (1983).
Una cifra sin duda desorbitada en los tiempos que corren. Basta ver las urgencias o los retrasos con la Ley de Dependencia.
Además, en el caso de TV3, a veces te confías y luego te la vuelven a meter doblada.
Como este martes con el Sense ficció dedicado a los negreros.
Al principio empezó bien, soy partidario -como saben los que tienen la inmensa paciencia de seguirme- de hurgar en los episodios más oscuros de la historia.
Incluso, en un momento determinado, corroboró una de mis teorías: “el capital de los indianos fue fundamental para desarrollar el modernismo”.
“Gran parte de los dineros que permitió construir unos edificios admirados hoy en todo el mundo procedían de negreros que atentaban contra la dignidad humana”, añadió la voz del presentador.
Pero, luego, la cosa empezó a torcerse. Como siempre.
Salió, por ejemplo, una escritora y activista cultural -antigua pregonera de Gracia en el 2005- que se quejó que tras cincuenta años aquí de que “todavía me pregunten de dónde soy”.
Señora, en caso de conocerla, yo le preguntaría lo mismo.
Aunque con admiración por haber aprendido una lengua tan lejana a sus orígenes culturales.
En efecto, hablaba catalán con mucho acento.
Después se quejó del “eurocentrismo” fruto de la “colonización y de la supremacía”.
“Los blancos tiene un privilegio y mantienen su privilegio”, añadió.
El supremacismo -como el racismo- no tiene color. Aquí hasta tenemos experiencia. También puede ser negro o asiático.
Ya está bien de flagelarnos.
Europa, desde luego, tiene cosos malas: desde Auschwitz a Abu Ghraib, aquella cárcel donde se torturaba a presos iraquíes.
Pero también desarrolló la Ilustración, la democracia parlamentaria o los derechos humanos. No se puede decir lo mismo de otras partes del mundo.
Y practicaron la esclavitud -ya lo hacían los Romanos, como se sabe- pero sospecho que las tribus africanas o árabes, también.
Incluso los aztecas cuando llegó el tan denostado Hernán Cortés. Éstos, además, hacían sacrificios humanos.
Si el conquistador extremeño se salió con la suya -500 contra 20.000- fue por la ayuda de cholutecas, totonacas y tlaxcaltecas, que estaban hasta el moño del yugo azteca.
Los imperios no caen solos. Con frecuencia están corrompidos desde dentro.
Sin embargo, com decía, la cosa se estropeó definitivamente cuando el narrador del programa afirmo que “la esclavitud moderna existe en todos los países del mundo. También en Catalunya”.
Y pusieron una foto … ¡de manteros!
Luego, para rizar el rizo, equipararon la esclavitud a la inmigración ilegal.
Hasta entrevistaron a una representante del Movimiento Regularización Ya mientras salían imágenes de la valla de Melilla y manifestaciones de mujeres magrebíes con los lemas “renovaciones sin contrato” y nacionalidad “sin exámanes ni tasas”.
Es decir, barra libre. Papeles para todos.
Por eso, no se puede dejar una cadena pública en manos de activistas. La información pública es una cosa muy seria.
En fin, yo me pregunto para terminar dónde viven los periodistas de TV3.
Porque con sus sueldos -un día me confesó un alto cargo que hasta las secretarias cobran 10.000 euros más al año que las secretarias de alta dirección de Palau- seguro que no es en Llefià o en Sant Roc.
Por citar dos -sólo dos- barrios problemáticos.
En fin, lo dicho: todos a la puta calle.
TV3 no tiene arreglo.